lunes, septiembre 14, 2009

Zombis y miedo, juntos pero no necesariamente revueltos.

Muchas noches sueño con mundos apocalípticos, con el derrumbamiento de la civilización cual película palomitera de verano. Obviamente esto es fruto de mi afición a los zombis. No, a ver. La necrofilia no me va, pero desde que con 12 13 años vi La Noche de los muertos vivientes estas historias de terror y apocalipsis me han fascinado.

Desconozco cual es exactamente la razón de esta fascinación pero el caso es que aunque sean todas iguales exceptuando alguna mínima variante (origen sobrenatural, virus, etc.…) me pasaría horas embebido de una historia de zombis (¿para cuando una buena serie?) ya sea en forma de literatura, cine….En ese aspecto estoy de enhorabuena ya que últimamente se han hecho buenas películas y editado excelentes libros que han reavivado este genero.

En las historias de muertos vivientes las personas tienen que dejar de ser ellos para pasar a ser supervivientes. El mundo deja de tener sentido y sus normas pasadas por la torera. Los estudiantes dejan de estudiar, los curritos pueden ser héroes y poco importan ya las crisis inmobiliarias, los conflictos, las políticas mundiales y el dinero.

En cierta medida estas historias dan a las personas la posibilidad de ser la máxima expresión de si mismas, de poder ser sin barreras. Vivir como quieran, sin ataduras de dinero. Solos ante un peligro, una circunstancia adversa sin la civilización para acunarlos y moldear sus pensamientos.

En las interminables horas de viaje en tren mientras leo un libro o escucho una canción siniestra y épica no puedo evitar imaginarme mi mundo zombificado, un Apocalipsis Zombi y me puedo pasar todo el viaje imaginado preparativos, rutas, posibles equipamientos. Bueno, en definitiva imaginando que por fin dejo atrás las dificultades de la vida adulta, de las responsabilidades, de las cosas que no quiero hacer, de las esperanzas depositadas en mi. El miedo al fracaso, a las decepciones, obligaciones no es nada para mi frente la posibilidad de que los muertos se levanten y tengas que dispararles a la cabeza. ¿Curioso no?

Montar un refugio, aprovisionarlo y aguantar. Esconderse. Que ganas… ¿Quién puede decir que no tendría ganas de dejar tantas cosas malas detrás? ¿Quién puede tirar la primera piedra del juicio? Supongo que madurar y seguir adelante es enfrentarse a esto aunque no sea necesariamente venciendo. Y supongo también que no me queda otra. Pero siempre, siempre nos quedaran los sueños y fantasías. Ya sean de naves espaciales, de elfos y orcos, o mundos plagados de muertos vivientes siempre tendremos nuestro refugio en las largas horas de tren...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Largas horas de tren... animo amor, va a ser un añito duro, pero lo conseguirás! :)

En cuanto a los zombies, a mi ni me van ni me vienen; lo que odio es una pelicula/serie/lo que sea sin sentido, sin más que peleas y sangre a borbotones... Ahora, me das una buena trama y algo que haga que me enganche, y estoy encantada. Pero por desgracia, de éstas hay pocas. Pero bueno, ya llegaran!!

Por cierto, me gusta mucho éste post! :D Besos vida!!